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viernes, 1 de junio de 2012

MUJERES DE BUSTILLO.  Año de 1978

PARTE 1ª

Celestina Girón, Carmen Arroyo (mi madre, )Demetria Alonso, Candida Gutierrez, Fidela , Encarna Gutierrez, Matilde Santiago

     Quiero que este pequeño recordatorio, sirva de sentido homenaje a todas aquellas mujeres, que en nuestros pueblos sufrieron en silencio y en muchos casos con resignación el machismo, el trabajo y la intolerancia en la época que las tocó vivir, ellas fueron las grandes protagonistas desde el silencio, sin duda ninguna, ellas fueron las grandes artífices del sostenimiento y mantenimiento de las familias, pero siempre desde sus casas, ya que no era tolerable que ellas las mujeres tuvieran vida social, ¡como la iban a tener si eran mujeres!.
     Sin embargo ellos, los hombres si podían, pues era normal que se juntaran para charlar, preferentemente su lugar de reunión es decir,  en la cantina, cantina que en Bustillo del Monte, regentaba "El Tío Sidoro" (Isidoro Gil), allí era donde entre cuartillo y cuartillo de vino, ellos los hombres, jugaban sus partidas de cartas o hablaban de cosas cotidaneas, de la cosecha, de la feria, de la discusión del Concejo, etc, pero claro, el dinero era escaso y sobre todo en invierno los días muy cortos y las tardes-noches muy largas, por tanto, tenían que tener otro lugar para juntarse y cierto es que lo tenían, un lugar con luz y calentito, que mejor sitio que la fragua, mejor dicho, las fraguas ya que en Bustillo hubo dos, una que era del pueblo y en donde trabajaba un buen herrero llamado Jaime González y la otra particular, propiedad de Teófilo Gutiérrez.
     Por su parte los mozos, disponían de otro lugar que salvo lluvia o nieve era su lugar preferido, por supuesto que aquel y unos cuantos metros entorno a aquel lugar, estaba vedado a los chavales y chavalas por lo que pudiéramos oír y claro nuestro empeño consistía en acercarnos lo mas posible para con el fin de escuchar sus conversaciones, por cierto cuando teníamos éxito y la conversación tenia cierto interés, nos faltaba tiempo para vocearlo bien voceado, lo que suponía que el riesgo de unos tirones de orejas era alto, como también, todo aquel que estuviese dentro de su radio acción.
     El lugar mencionado se encontraba en el rellano del bocarón (puerta de acceso al pajar), situado en el lateral de la casa de la Tía Mercedes, frente a la salida del patio de actual Chigri.
     Pues bien, siguiendo con el argumento de lugares de encuentro, para que las mujeres tuvieran vida social, era necesario que estas fueran atrabajar a un lugar común, este no podía ser otro que el lavadero, lavadero que esta situado a unos doscientos metros del pueblo, en el camino que conduce al monte y que por cierto, fue construido en el año 1923, siendo alcalde Gregorio Gutierrez, mas conocido como " el Tío Goyo, El Habanero", apodo que se gano, al vivir y sufrir en sus carnes la guerra de Cuba, allá por el año de 1870.
     Habitualmente la hora en que se bajaba al lavadero era a primerísima hora de la mañana o después de comer, la primera jabonada se daba en el segundo pozo, es decir, en el pozo mas alejado del pilón, que con su sobrante alimentaba ambos pozos, estos pozos tenían (tienen) unas medidas de 3x3 m de lado aproximadamente y una profundidad de 0,60 cm. y un ancho de pared de 0,50 cm, estando las piedras achaflanadas hacia adentro para facilitar el lavado, ambos pozos estaban cubiertos de un pequeño tejadillo, que libraban a las lavanderas de las inclemencias del tiempo.
     La razón de dar el primer jabón en el segundo pozo tenia que ver con la mayor suciedad que que se originaba y que con aquel jabón casero, la grasa de este se hacia muy visible en la superficie, intentando a veces limpiar lo mas superficial de este pozo, sin embargo el primer pozo al recibir agua limpia constantemente, siempre estaba mas limpia utilizándole para aclarar la ropa, que en los días de sol se tendía allí mismo en los "praos" próximos, las mujeres tenían una habilidad especial dado que casi siempre bajaban con dos cubos, un balde o "caldereta" en una mano y un barreño bien cargado sobre la cabeza apoyado sobre un rodete de tela para suavizar la carga y al igual que las princesas mantenían sobre ellas sin necesidad de sujeción.
     Este lavadero, se limpiaba semanalmente por dos de los vecinos, siguiendo el orden ya tradicional de "casa casarita", mediante una nota en un papel que corría el pueblo, al igual que se hacia con todos los avisos que se pasaban.
     Desde luego que lo que a continuación les voy a contar, es difícil de creer viendo el pueblo hoy recién asfaltado, con los arroyos canalizados, etc. pero es bueno contar, para saber de la forma de vida de otras épocas, así como valorar mejor la capacidad de sufrimiento de nuestras madres y ver de lo que eran capaces empujadas por la necesidad y la costumbre.
      En la época invernal y aprovechando los deshielos, también ellas tenían sus propios lavaderos, mas cerca de casa y con "agua corriente" y por supuesto helada.
     Por enumerar algunos de ellos, paso a situarlos en el lugar en que estaban,
     San Roque: Manantial hoy desaparecido, situado frente a la actual vivienda de Félix Gutierrez y Melisa Diez.
     El arroyo de la iglesia: Este arroyo que circulaba por detrás de la iglesia, tenia dos lugares de lavado; frente a la actual casa de Fidel Diez, junto al muro de cierre de la iglesia y un poquito mas abajo, después de la alcantarilla del camino que sube a la misma
      El Cañitu: Este manantial, estaba situado en el centro de la actual plazoleta que conforman las casas de Jeremías Gutierrez, Ramón Diez y Víctor Gutierrez, era un manantial que casi todo el año echaba de agua, lógicamente en el verano esta era muy escasa o incluso desaparecía, tenia habitualmente una teja, que conducía el agua al exterior estando rodeado un pequeño pozo, de unas lanchas a modo de tabla de lavar.
     Quizá alguien que este leyendo esto piense que ya no hay mas que contar, mejor hubiera sido, pero lo cierto es que lo que fue su vida cotidiana y lo que pasó y vivieron, tengo que contarlo, al menos para que quede constancia de la capacidad de sufrimiento casi inhumano y de la capacidad de trabajo de aquellas mujeres.
     En la época veraniega, julio, agosto y septiembre no siempre el lavadero tenia agua suficiente, pues de aquel pilón quien primero lo utilizaba era la vacada, mas de un centenar de cabezas de ganado vacuno sediento, bebían muchos litros, había momentos que vaciaban el pilón, por tanto era difícil que surtiera de agua al lavadero.
     Como decíamos antes, al no haber agua en el lavadero, era normal bajar al arroyo a lavar la ropa, unos metros mas arriba del "puntón" del camino de Polientes, distante 1 Km de Bustillo. Cuando este también estaba seco, la única solución era bajar al río Ebro en Barcena de Ebro a casi 3 Km, en ocasiones llevaban la carga en alguna caballería y en las mas de las veces, como antes he explicado
     Aparte de los lavados normales de ropa, después de haber esquilado a las ovejas, la lana se lavaba siempre en el arroyo en lugar antes descrito, dejándolo tendido para secarla, en la pequeña zona de césped que hay al lado de él, la lana se lavaba y tendía por separado, poniendo los vellones de las blanca juntos haciendo lo mismo con la negra, pues el precio de venta era muy diferente, una parte se vendía y la otra era utilizada para uso domestico.
SEGUIRA........

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