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La comunicación siempre va en dos sentidos... Déjame tus cometarios, si lo entiendes oportuno, cuando leas alguna entrada.

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domingo, 17 de junio de 2012


      ROMERIA  DE BUSTILLO 7 DE OCTUBRE DE 1956.
 GRUPO DE MOZOS Y MOZAS ANTES DE LA PROCESIÓN

     De pié de izda a dcha.
     Florencio Díez, Pepe Cuesta, José Mª Sainz, Arsenio Saiz ( El Mudo), Geremias Gutierrez, José Gutierrez, Fernando Postigo, Fidel Díez, Isaias Fernandez, Emerita Fernandez ¿..............?, Dolores Allende, Paquita Perez, Dominga Saiz (Domi).
     Agachados
      Vicente Santiago, Emidiuco Gil, Esther Gutierrez, Julia Iglesias, José Luis Gutierrez, Cándida Gutierrez, Sagrario Santiago, Aurelio Gutierrez, Elisa Santiago, Victor Gutierrez, Aurelia Allende y Gregorio Gutierrez (Goyo)

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     Aunque en los últimos años la romería de Bustillo se ha trasladado al día de 12 de octubre, día  de la Virgen del Pilar, día en que es cuando realmente se celebra hoy la fiesta, ya que es cuando la inmensa mayoria de los bustillanos o hijos de estos, que en su dia emigraron alla por las decadas de los años 50 o 60, regresan para celebrar las fiestas, dado que al ser festivo, hay años que pueden coincidir mas de un dia de fiesta con romería, verbena, dianas etc, dianas que en otro momento contare, hubo en su día una fiesta muy esperada por todos, fiesta que se celebraba los día 7 y 8 de octubre, es decir la fiesta del Rosario.
     Según contaba en su día a mi madre, al igual que mi hermana ratifica, hasta la década de los años 20 del siglo pasado, eran los piteros los que se encargaban de amenizar la romería, siendo a partir de aquellos años cuando la acordeón se impuso, en esa discusión de cual era y cual gustaba mas, se enzarzaban a veces mi madre y mi tía Inés, mi madre era partidaria de la acordeón mientras mi tía defendía a los piteros, al parecer y según contaba los últimos piteros que hicieron la Romería procedían de Salcedo o de Población de Abajo y de algún pueblo del entorno de Arija, no se cual exactamente, aunque bien podria ser el propio Arija.
     Los días anteriores a la Romería, eran días de nervios y prisas, de una parte, el Mozo Viejo que de entre los mozos del pueblo era la máxima autoridad y que salvo excepciones era el mozo de mas edad, sus funciones consistían en organizar a estos en las distintas labores que en ocasiones se tomaban como suyas, que entre otras eran: Ayudar en las labores del campo, la sembradera, la segadera, la hierba o la trilla, a las personas necesitadas, viudas, casas con el cabeza de familia enfermo, pobres, personas mayores etc. contratar música y mediar y organizar a los mas jóvenes en los casos de disputas entre ellos o con los mozos de otros pueblos, cuestión esta bastante habitual, sobre todo en las romerías de otros pueblos o en los desafíos o concursos que se hacían en las boleras.
       Pues bien,el Mozo Viejo, ya  había enviado a dos mozos a buscar y contratar a los músicos, estos ya contaban con un presupuesto máximo aproximado, presupuesto que los mozos asumían y repartían su coste entre todos ellos, descontando el dinero que de las marzas u otros asuntos tuvieran en caja de remanente, cosa que no era muy habitual.
     El día 6 de octubre, víspera de la Romería, los músicos ya debían estar en Bustillo, para traer todos los bártulos, un par de mozos con un caballo o con un burro, se desplazaban muy de mañana al domicilio de los músicos para recoger en sus casas los útiles necesarios de los músicos previamente contratados
 Habitualmente y después del rezo del rosario, que en alguna época fue casi obligatorio, los músicos tocaban un par de piezas en la entrada de la Iglesia, posteriormente y con los hombres, solo los hombres, pues estaba muy mal visto y no era costumbre que las mujeres entraran a ella, salvo asuntos de máxima importancia, como decía, los musicos bajaban a la cantina y una vez en ella, entre jarrilla y jarrilla de vino y alguna que otra arenque salada para ayudar a beber aquel vino de Rioja que casi se masticaba ayuda que no era en ningun caso necesario y que el Tío Isidoro dueño de la cantina traía desde Santa Gadea. Así transcurría la noche hasta la hora de cenar, hora en que los músicos iban a cenar y dormir a la casa de alguno de los mozos, de la misma manera hacían en los días siguientes con la comida y la cena, ya que esta atención a los músicos se hacia casa casarita, es decir, siguiendo el orden establecido desde siempre entre los vecinos para las labores comunes del pueblo, caminos, vecerías, etc.
     Cada casa se procuraba preparar y adecentar lo mas posible, a la vez que se preparaba una buena y especial comida para esos días, pues había que recibir a invitados, amigos , familiares y algún que otro invitada de ultima hora que no tenia donde ir, era tradición en todos los pueblos de la comarca, invitar a los familiares de los pueblos del entorno, así como invitar a aquellos mozos que no tenían familiares pero que eran conocidos por los mozos del pueblo en cuestión, aunque en honor a la verdad, todos los pueblos no eran igual de acogedores, por citar algún ejemplo no excluyente, Bustillo y los Riconchos, tenían fama de gentes acogedoras y generosas con los forasteros.
     Era casi obligado que una oveja, cordero o cabra, fuese sacrificada para la romeria, esos dias eran de las pocas veces que en aquellos años se pudiera comer carne.
     De ota parte y fundamentalmente las mujeres en cada casa, se afanaban en las labores de adecentar la casa entre otras faenas; una tarea fundamental en fecha tan señalada, era pintar las casas para recibir a los invitados, lo que es lo mismo que decir blaquearlas, pues siempre se pintaba toda la casa de blanco, el color no existía, fundamentalmente se pintaba la cocina y el comedor, allá donde le había. Dado que el dinero escaseaba, mejor dicho, no existía en el noventa por ciento de las casas, se utilizaba un tipo de tierra arcillosa blanca que bien disuelto en agua, una vez dado en las paredes ya amarillentas por el paso del tiempo y ayudado por el humo que invadía toda la casa fundamentalmente la cocina y después de dos o tres manos, las paredes lucían radiantes, ya estaba todo preparado para la fiesta.
     Esta tierra arcillosa, en Bustillo la llamamos Salvegue, esta arcilla, la recogíamos fundamentalmente los chavales de cada casa entre las lajas de piedra en dos sitios cercanos entre sí, a poco mas de cien metros del pueblo, el lugar mas habitual con mas cantidad e incluso mejor calidad, estaba en lo que llamamos el Camino Nuevo, subiendo de Bustillo y en la parte izquierda del camino cincuenta metros después del pilón, en el espacio que queda cuando el camino hace un giro ciento ochenta grados, debajo del actual deposito de agua.
     El segundo lugar, esta situado en la parte izquierda del camino del Espino, exactamente frente al Campo Santo, como a unos 50m de este, aproximadamente a media pendiente.
     Esta "pintura", tenia el inconveniente no menor de manchar la ropa de quien se arrimara a la pared, además una vez pasados unos pocos meses, el color amarillo de nuevo volvía a aparecer, por ser el color en estado natural de la arcilla ayudado por el humo de la propia casa.
      Los chavales y chavalas, generalmente estrenábamos algo de ropa o calzado sobre todo alpargatas o playeras nuevas, la impaciencia por estrenar era máxima, pero claro, ahí estaban las madres para poner orden y frenar el ímpetu "estrenador" de los pequeños, recuerdo a mi padre que en una ocasión, mejor dicho, mas de una, me trajo de Reinosa unos pantalones de franela azules, cuando me los probé, vi que me estaban grandes, muy grandes, mi madre se encargo de hacer un apaño para poder estrenar mis flamantes pantalones en día tan importante, al decirle mi madre, como había comprado aquella talla y no la mía, mi padre la dijo: "Para cuando crezca"; Al igual que mi caso, el resto de niños en algún momento de aquella época, seguro que vivieron algún caso similar, es que la pobreza y la necesidad obligaban a estirar al máximo todos los bienes.
     Las mozas, se afanaban en ayudar en las labores de casa ayudando a sus madres para terminar las labores cuanto antes para así poderse dedicarse tiempo a ellas mismas.
     También ellas generalmente estrenaban ropa, había que estar guapas y tenían que impresionar a los mozos, bien fueran del pueblo o de los pueblos cercanos, además de gustarse ellas mismas, unas compraban en Reinosa el vestido ya hecho y otras lo hacían en alguna modista con la tela previamente escogida, pero hecho a la medida y al gusto de la moza.
     Lo mas trabajado era el pelo, unas se peinaban, bien con la ayuda de la madre o alguna amiga, otras que eran mas habilidosas se peinaban así mismas, mientras la mayoría, bien se peinaba en Reinosa unos días antes de la romería, con lo que el peinado perdía frescura, en tanto que las menos se acercaban  a Lastrilla, por supuesto andando o con alguna caballería generalmente con un burro a la peluquera que allí había y que gozaba de gran fama en la zona.
     Al anochecer y después de atender el ganado, uno o dos mozos del pueblo se encargaban de "tocar a mañana", toque de campana consistente en tornear las campanas de forma rítmica, es decir sonando cada vez una de las campanas, esto se conseguía mediante el volteo de ambas campanas por un solo mozo.
 
EL GRAN DÍA
 
     Amanece en Bustillo, suenan tres campanadas, es la señal para que cada vecino lleve al ganado vacuno hacia la fuente de la Churla, ya que los tres toques de la campana pequeña, significaba que ese día el ganado pastaría por la sierra, pues dependiendo del numero de toques, el lugar y la dirección que se tomaba era una u otra.
     Como antes decía, tres toques, significaba camino de sierra; Con cuatro campanadas, el ganado iba al monte a pastar, generalmente era en los meses estivales, dado que el calor era menos intenso a la vez que la hierba era mas abundante y fresca, con los cinco toques, el ganado se dirigía carretera abajo camino del matorral y por ultimo, con las seis campanadas el ganado vacuno se echaba por el barrio de los castillos con dirección a Fuente Martín.
 Seguidamente era el pastor el que con su cuerno, "cucaba" llamando a llevar las ovejas y cabras a la majada, lugar desde donde el pastor se hace cargo del rebaño, era habitual que a media tarde el ganado estuviera ya en el pueblo de vuelta, para así disfrutar con mas tranquilidad del baile, lógicamente, las labores esenciales de cuidados al ganado era en habitual, limpieza de cuadras, ordeñe, etc.
     Sobre las 10,30 u 11h, de nuevo son las campanas que voltean alegres haciendo llamamiento a las gentes del pueblo para la celebración de la Santa Misa, para esa hora el pueblo era un hervidero de personas que bien en el entorno de la cantina primero y de la iglesia después, esperaban a Las Dianas.
     En cada casa los invitados venidos de los otros pueblos ya habían hecho acto de presencia, con el fin de saludar a la vez que certificar su presencia, los músicos afinaban entre tanto sus instrumentos musicales, mejor dicho su instrumento, dado que la acordeon era la única de la cual salia alguna nota, salvo un año que fue un saxo quien amenizo la romería, los pobres de la comarca también formaban parte del paisaje, así como el caramelero, el carabinero, el barquillero, etc.


Procesión del Rosario de 1962
 
En primer plano, el Tío Isidoro con su nieto Alfonso Gil
Los mozos que portaba a la Virgen del Rosario eran:
Delante, a la izquierda Fidel Diez
              a la derecha Noé Gutierrez
Detrás, Florencio Diez
 
     Como se aprecia en la foto, hasta bien entrados los años 70 del pasado siglo, los hombres y las mujeres tenían distinto sitio tanto en la iglesia como en las procesiones.
      En la iglesia, la primera y segunda filas de bancos estaban ocupadas por los niños y niñas en edad escolar y por supuesto en bancos distintos, a continuación eran las mujeres quienes ocupaban sus sitios, la parte delantera de ellas eran los reclinatorios con sus sepulturas, para a continuación el resto de mujeres ocupaba los bancos comunes.
     La zona de los hombres, estaba situada en la parte de atrás del recinto, elevada sobre el de las mujeres un escalón, aproximadamente unos 25 cm.disponiendo además de un coro al que habitualmente subían los hombres con ciertas dotes vocales y musicales.
     En ambos casos, cada persona tenía su sitio habitual en la iglesia
     La asistencia a la misa era obligatoria, fundamentalmente después de la guerra del 36 y hasta primeros de los 70, el sacerdote, que durante muchos años fue D. Daniel Martín, lucia sus mejores galas, los monaguillos íbamos vestidos con un hábito rojo y esclavina blanca, teniamos un problema grave, problema de que en mas de una vez nos pisaramos el hábito, con el resultado que es de suponer, caida en medio del altar, risitas de los asistentes y lo peor de todo, regañina de D. Daniel y adios a la paga que habitualmente nos daba el cura por nuestro trabajo de ayudar a misa.
 

 
        En la foto, de izquierada a derecha, Isaias Fernandez, Javier Sakona y portando el estandarte Fidel Díez.   
 
  
       Una vez finalizada la misa, daba comienzo la procesión, previamente unos cuantos mozos han subido a la torre con el fin de tornear las campanas, unas veces un solo mozo  voltea ambas campanas haciéndolas sonar de forma alterna y rítmica, en otras son dos de ellos, uno en cada campana quienes las hacen sonar pero esta vez cada una con una velocidad distinta .
     Abriendo la procesión, siempre iba el estandarte portado por un mozo fuerte ayudado en los días de viento por otro mozo mediante un cordón que partía de la parte superior, a su lado un par de mozos van tirando cohetes, de vez en cuando, a continuación son los hombres los que forman la comitiva,es el sacerdote con los monaguillos y la cruz que va con ellos, finalmente son las mujeres quienes cierran la procesión.
     El recorrido habitual partía de la iglesia y bajaban por las eras hasta llegar a la actual bolera, seguían por las calles del barrio bajero dirección a la fuente de la Churla, desde donde giraban hacia el potro para finalizar de nuevo en la iglesia.
             
 



  Saliendo de la iglesia. En la foto, Juan Antonio Díez, Javier Sakona y José Emilio Cupeiro

     
     Año de 1979. En primer plano de izda a dcha. Victor Gutierrez, Antonio Bustamante, Ignacio Merino, Victorino Gonzalez, la niña Maria Gonzalez, Fernando Allende, Virgilio Gutierrez y Adolfo Barrio



     Entrando en la iglesia. De izda a dcha, Jose Emilio Cupeiro, Isaac Gonzalez, Herminio Sainz, J.Mari Saiz, Javier Sakona y Domingo Fernandez

                                                                  LAS DIANAS

     Una vez finalizada la procesión, los músicos guiados por el mozo viejo, se dirigían a la casa del alcalde, a modo de reconocimiento publico de la autoridad que ostentaba, dentro del corral de la casa, la dueña de ella invitaba en primer lugar a los músicos y una vez que estos estaban servidos y habían tomado la invitación, a una indicación del mozo viejo, los músicos hacían sonar la acordeón para a continuación, el resto de la comitiva, es decir casi todo el pueblo tomaba una copita de mistela con galletas, a la vez que otros bailaban al son de la música, este rito se repetía en la casa del cura, del cartero y del herrero del pueblo, que en el caso de Bustillo aunque había dos, uno de ellos tenia su propia fragua, en tanto que el otro, la tenia en alquiler, dado que periódicamente se sacaba a subasta su expoliación.
     Esta manera de fiesta que eran las Dianas, a primeros de los años 70 pasaron momentos muy difíciles, hasta el punto de casi desaparecer, fuimos la gente joven de aquel momento los que impulsamos de nuevo esta fiesta tan nuestra,ampliando el recorrido a todas las casas del pueblo, que paso poco a poco, de poner la mesa tradicional de mistela con galletas,  poner distintos tipos de alimentos y bebidas, vinos variados, tortilla, huevos rellenos, embutidos, dulces, etc.

martes, 5 de junio de 2012


MUJERES DE BUSTILLO-2ª parte

                                                             Mediados de los años 50

                                         PAULA GUTIERREZ, LA TÍA ANTONIA Y EMÉRITA GUTIERREZ

     Es mediados del mes de Junio de hace 50 años y por supuesto cualquiera de los años anteriores, pues hasta la década de los años 50 al 60, en Bustillo y pueblos del entorno, el tipo de vida, de divertimento, o los medios y formas de trabajar, con seguridad pudieran haber sido los mismos que cien o dos cientos años atrás.
     La hierba de los "praos" poco a poco van perdiendo el intenso color verde, el Sol hace que el color oro se vaya imponiendo, señal inequívoca de que la siega tiene que dar comienzo, los hombres "pican" y dan pizarra con mimo a los dalles, trabajo previo y fundamental para el buen desarrollo del duro trabajo que les espera.
 
     Aun es de noche cuando salen ellos de sus casas para aprovechar el fresco de la mañana, en tanto nuestras mujeres, dan comienzo a un día interminable, atender a los cerdos, a las gallinas, echar al ganado vacuno y lanar al rebaño, los niños deben de desayunar y por supuesto la comida de todos depende de ella.
      Son escasamente las diez de la mañana, cuando alguien llama al segador para almorzar, es la mujer que en poco mas de dos horas, a sido capaz de llegar a cubrir todos los trabajos antes comentados, pues bien, el lugar elegido en la sombra de un árbol que les protege del Sol intenso que esta empezando a calentar, el rocío de la mañana aun permanece en la sombra elegida, aquellas sopas de ajo son un manjar.
     Al escribir estas lineas, viene a mi mente el recuerdo aun vivo de mi madre llegando a la tierra o al "prao", con el almuerzo metido en un cesto hecho de lamas de haya, ¡vaya foto!, aquel cesto que siempre iba cubierto con una servilleta de cuadros rojos y en algunas ocasiones, estos eran azules, la sorpresa ya sabida de lo que venia dentro no le quitaba nada de misterio, siempre era un rico manjar, por supuesto, todo bien regado con aquel vino que mi padre compraba en el pequeño pueblo de Santa Gadea, vino que según decían llegaba allí procedente de La Rioja.


Pues bien, en tanto ellos seguían segando, ellas tenían que ir a dar vuelta a las camadas (cambadas) de hierba segadas el día anterior, con el fin de que esta se secase convenientemente antes de meterla en el pajar, para así evitar que esta se pudriese y claro, esta operación había que repetirla varias veces, cuando la hierba estaba en buenas condiciones de secado, de nuevo eran ellas acompañadas de los hijos o del propio marido, quienes arrastraban y hacían montones con el fin de facilitar el cargue en el carro.
     Es importante destacar para mejor entender y valorar en su medida, lo que significaba ser mujer en el mundo rural de  aquellos años, ya que la media de hijos por mujer bien podía rondar los 4 o 5, sin buscar mas lejos, mi propia familia pudiera ser el prototipo de familia de aquella época, mi madre tuvo 5 hijos, mi tía Inés 10, mis dos abuelas, 4 la abuela paterna y 6 la materna.
     En esta faena de la hierba, aún quedaban labores que hacer, trabajos generalmente encomendados a las mujeres o a los hijos con posibilidad de hacer alguna faena (10 a 11 años), una de ellas era el ordenar, repartir y pisar bien a la hierba en el carro, que por supuesto ya tenían las angarillas puestas, para ganar capacidad de carga, esta misma labor, se repetirá mas tarde dentro de los pajares, con el problema añadido de la gran cantidad de polvo que se produce y mas en un lugar cerrado, la razón de hiciesen ese tipo de labores era, por que el esfuerzo físico que había que realizar para cargar bien la horca de hierba era importante, poco a poco se iba depositando la hierba en el carro y en la medida que iba cogiendo altura, el esfuerzo requerido era mucho mayor, por lo que tanto en el campo, como después en su descarga en los pajares, requería un esfuerzo solo al alcance de gente con mucha fortaleza física, por eso, unas labores estaban reservadas a los mas fuertes, en tanto otras las hacían las personas menos fuertes.
     Me parece importante resaltar, que en los pueblos y en aquella época, la solidaridad era una palabra gravada a fuego entre las gentes, fundamentalmente por necesidad.
     Hubo en su día la obligación de guardar y considerar los domingos como sagrados, estando totalmente prohibido trabajar en ese día, salvo sanción, si embargo y previa autorización del cura y bajo la orden del alcalde, en ciertas situaciones esa férrea norma decaía, estos casos a modo de ejemplo podrían ser: Que el cabeza de familia tuviera algún problema muy grave de salud o que alguna mujer viuda y con niños le fuera imposible afrontar con éxito la faena,  o cualquier situación similar que se pudiera dar.
     Bien, como decía, en estas situaciones excepcionales, generalmente eran los mozos o algunos de ellos, los que bien voluntariamente, (casi siempre) o por orden del alcalde, los domingos salían bien armados de herramientas, dalles, martillos para "picar" el dalle, rastros etc., su destino no era otro que ir a segar los "praos" de estas gentes en dificultades.
     Habitualmente eran seis u ocho las personas que dedicaban el día, mejor dicho la mañana, desde el amanecer hasta la una, hora en que la misa si que era mas que obligatoria, pues bien, con el fin de evitar picadillas y situaciones de riesgo o desagradables, el orden de siega con el dalle lo establecía la capacidad de cada segador, de forma que el mas rápido se colocaba el primero y el menos avezado y lento el ultimo, al ser habitualmente jóvenes, ese día se tomaba como una fiesta, el vino que se bebía durante la jornada corría siempre a cargo del concejo.

viernes, 1 de junio de 2012

MUJERES DE BUSTILLO.  Año de 1978

PARTE 1ª

Celestina Girón, Carmen Arroyo (mi madre, )Demetria Alonso, Candida Gutierrez, Fidela , Encarna Gutierrez, Matilde Santiago

     Quiero que este pequeño recordatorio, sirva de sentido homenaje a todas aquellas mujeres, que en nuestros pueblos sufrieron en silencio y en muchos casos con resignación el machismo, el trabajo y la intolerancia en la época que las tocó vivir, ellas fueron las grandes protagonistas desde el silencio, sin duda ninguna, ellas fueron las grandes artífices del sostenimiento y mantenimiento de las familias, pero siempre desde sus casas, ya que no era tolerable que ellas las mujeres tuvieran vida social, ¡como la iban a tener si eran mujeres!.
     Sin embargo ellos, los hombres si podían, pues era normal que se juntaran para charlar, preferentemente su lugar de reunión es decir,  en la cantina, cantina que en Bustillo del Monte, regentaba "El Tío Sidoro" (Isidoro Gil), allí era donde entre cuartillo y cuartillo de vino, ellos los hombres, jugaban sus partidas de cartas o hablaban de cosas cotidaneas, de la cosecha, de la feria, de la discusión del Concejo, etc, pero claro, el dinero era escaso y sobre todo en invierno los días muy cortos y las tardes-noches muy largas, por tanto, tenían que tener otro lugar para juntarse y cierto es que lo tenían, un lugar con luz y calentito, que mejor sitio que la fragua, mejor dicho, las fraguas ya que en Bustillo hubo dos, una que era del pueblo y en donde trabajaba un buen herrero llamado Jaime González y la otra particular, propiedad de Teófilo Gutiérrez.
     Por su parte los mozos, disponían de otro lugar que salvo lluvia o nieve era su lugar preferido, por supuesto que aquel y unos cuantos metros entorno a aquel lugar, estaba vedado a los chavales y chavalas por lo que pudiéramos oír y claro nuestro empeño consistía en acercarnos lo mas posible para con el fin de escuchar sus conversaciones, por cierto cuando teníamos éxito y la conversación tenia cierto interés, nos faltaba tiempo para vocearlo bien voceado, lo que suponía que el riesgo de unos tirones de orejas era alto, como también, todo aquel que estuviese dentro de su radio acción.
     El lugar mencionado se encontraba en el rellano del bocarón (puerta de acceso al pajar), situado en el lateral de la casa de la Tía Mercedes, frente a la salida del patio de actual Chigri.
     Pues bien, siguiendo con el argumento de lugares de encuentro, para que las mujeres tuvieran vida social, era necesario que estas fueran atrabajar a un lugar común, este no podía ser otro que el lavadero, lavadero que esta situado a unos doscientos metros del pueblo, en el camino que conduce al monte y que por cierto, fue construido en el año 1923, siendo alcalde Gregorio Gutierrez, mas conocido como " el Tío Goyo, El Habanero", apodo que se gano, al vivir y sufrir en sus carnes la guerra de Cuba, allá por el año de 1870.
     Habitualmente la hora en que se bajaba al lavadero era a primerísima hora de la mañana o después de comer, la primera jabonada se daba en el segundo pozo, es decir, en el pozo mas alejado del pilón, que con su sobrante alimentaba ambos pozos, estos pozos tenían (tienen) unas medidas de 3x3 m de lado aproximadamente y una profundidad de 0,60 cm. y un ancho de pared de 0,50 cm, estando las piedras achaflanadas hacia adentro para facilitar el lavado, ambos pozos estaban cubiertos de un pequeño tejadillo, que libraban a las lavanderas de las inclemencias del tiempo.
     La razón de dar el primer jabón en el segundo pozo tenia que ver con la mayor suciedad que que se originaba y que con aquel jabón casero, la grasa de este se hacia muy visible en la superficie, intentando a veces limpiar lo mas superficial de este pozo, sin embargo el primer pozo al recibir agua limpia constantemente, siempre estaba mas limpia utilizándole para aclarar la ropa, que en los días de sol se tendía allí mismo en los "praos" próximos, las mujeres tenían una habilidad especial dado que casi siempre bajaban con dos cubos, un balde o "caldereta" en una mano y un barreño bien cargado sobre la cabeza apoyado sobre un rodete de tela para suavizar la carga y al igual que las princesas mantenían sobre ellas sin necesidad de sujeción.
     Este lavadero, se limpiaba semanalmente por dos de los vecinos, siguiendo el orden ya tradicional de "casa casarita", mediante una nota en un papel que corría el pueblo, al igual que se hacia con todos los avisos que se pasaban.
     Desde luego que lo que a continuación les voy a contar, es difícil de creer viendo el pueblo hoy recién asfaltado, con los arroyos canalizados, etc. pero es bueno contar, para saber de la forma de vida de otras épocas, así como valorar mejor la capacidad de sufrimiento de nuestras madres y ver de lo que eran capaces empujadas por la necesidad y la costumbre.
      En la época invernal y aprovechando los deshielos, también ellas tenían sus propios lavaderos, mas cerca de casa y con "agua corriente" y por supuesto helada.
     Por enumerar algunos de ellos, paso a situarlos en el lugar en que estaban,
     San Roque: Manantial hoy desaparecido, situado frente a la actual vivienda de Félix Gutierrez y Melisa Diez.
     El arroyo de la iglesia: Este arroyo que circulaba por detrás de la iglesia, tenia dos lugares de lavado; frente a la actual casa de Fidel Diez, junto al muro de cierre de la iglesia y un poquito mas abajo, después de la alcantarilla del camino que sube a la misma
      El Cañitu: Este manantial, estaba situado en el centro de la actual plazoleta que conforman las casas de Jeremías Gutierrez, Ramón Diez y Víctor Gutierrez, era un manantial que casi todo el año echaba de agua, lógicamente en el verano esta era muy escasa o incluso desaparecía, tenia habitualmente una teja, que conducía el agua al exterior estando rodeado un pequeño pozo, de unas lanchas a modo de tabla de lavar.
     Quizá alguien que este leyendo esto piense que ya no hay mas que contar, mejor hubiera sido, pero lo cierto es que lo que fue su vida cotidiana y lo que pasó y vivieron, tengo que contarlo, al menos para que quede constancia de la capacidad de sufrimiento casi inhumano y de la capacidad de trabajo de aquellas mujeres.
     En la época veraniega, julio, agosto y septiembre no siempre el lavadero tenia agua suficiente, pues de aquel pilón quien primero lo utilizaba era la vacada, mas de un centenar de cabezas de ganado vacuno sediento, bebían muchos litros, había momentos que vaciaban el pilón, por tanto era difícil que surtiera de agua al lavadero.
     Como decíamos antes, al no haber agua en el lavadero, era normal bajar al arroyo a lavar la ropa, unos metros mas arriba del "puntón" del camino de Polientes, distante 1 Km de Bustillo. Cuando este también estaba seco, la única solución era bajar al río Ebro en Barcena de Ebro a casi 3 Km, en ocasiones llevaban la carga en alguna caballería y en las mas de las veces, como antes he explicado
     Aparte de los lavados normales de ropa, después de haber esquilado a las ovejas, la lana se lavaba siempre en el arroyo en lugar antes descrito, dejándolo tendido para secarla, en la pequeña zona de césped que hay al lado de él, la lana se lavaba y tendía por separado, poniendo los vellones de las blanca juntos haciendo lo mismo con la negra, pues el precio de venta era muy diferente, una parte se vendía y la otra era utilizada para uso domestico.
SEGUIRA........